¿QUÉ PASA? cuando tienes todo el tiempo del mundo para reconstruir TU VIEJA MOTO ACCIDENTADA y apenas hay piezas de recambio…¿que qué pasa? pues que comienzas a hacer algún inventillo, pides ayuda a los amigos y acabas como este motorista francés que tenía una neoclásica Laverda SFC 1000 accidentada y acabó construyéndose un espectacular sidecar...
Más de 10 años, unas 10.000 horas de trabajo-diversión, ayuda de unos amigos sidecaristas, el carrocero del barrio y mucha imaginación y dedicación, es lo que ha necesitado el médico francés François Knorreck para devolver a la calle su Laverda SFC 1000 de principio de los 70, tras sufrir un accidente hace 11 años y declararla el seguro siniestro total.
Knorreck ya se había preparado y modificado alguna de sus motos, al estilo Café Racer o streetfighter, pero lo que ha hecho para recuperar su Laverda puede catalogarse de supertuning, al dejarla casi irreconocible, pues optó a ello tras ver que era materialmente imposible conseguir piezas de ese modelo a un precio aceptable.
François ha aprovechado el motor tricilíndrico de la moto de Breganze y junto a sus amigos lo han transformado en lo que ha bautizado como Snaefell, nombre de un volcán en mitad de un glaciar situado en Islandia, pues nadie va a quedarse callado cuando la vea y se va a derritir ante la visión de su impresionante sidecar.
Mitad moto mitad coche deportivo italiano, sólo el motor deja ver sus genes procedentes de las dos ruedas, pues el acoplamiento es total. Para ello ha empleado piezas rescatadas del desguace, procedentes de coches Citroën Xantia, Audi 80, Golf GTI, Renault o una Kawasaki RX 1000 y varias motos que no recuerda.
Las fibras del carenado de la moto se parecen lejanamente a la Laverda SFC 1200, mientras que las tapas laterales y colín parecen inspirados en la Honda NR 750 de pistones ovales. El sidecar es automovilístico total, con plaza y media (dos) de capacidad, más un maletero de más de 450 litros, sin contar el espacio frente a los pies de los pasajeros.
La inversión total en el proyecto de rescatar la moto para la vía pública, le costó a François una inversión de unos 10.000 euros, sin contar la inestimable ayuda de sus amigos ni las 10.000 horas que calcula ha empleado en esos 10 años.
Destaca el acabado interior del sidecar, a todo lujo deportivo, con asientos anatómicos y un equipo de música completo. La puerta del side se eleva hacia delante para dejar entrar al pasaje y en su techo dispone de dos ventanillas de aireación, además, también dispone de calefacción para el invierno, a través del radiador de aceite del motor Laverda SFC 1000.
Impresionante, pero como siempre, no al gusto de todo el mundo.