A modo de curiosidad, uno de los deportivos patrios mas logrados, a la par que desconocido. Desapareció sin pena ni gloria.
"EL HISPANO ALEMAN VIZCAYA 914/6" O "LA TRAICIÓN DE PRIETO FRUA QUE MATO UN SUPERCOCHE ESPAÑOL"
Hoy desde Coches de los 60,70,80 y 90 os contamos la historia del Hispano Alemán Vizcaya 914/6, es un modelo completamente desconocido en nuestro país. ¡Y eso que estamos hablando de uno de los deportivos españoles más interesantes de la historia!
Vale.., no es que en España nos sobren deportivos, pero no tengo duda que este es uno de los más chulos e interesantes jamás creado en nuestro país.
No obstante, como mucho de lo que ocurre en España, por A o por B finalmente no se termina llevando a cabo. ¡Pero no adelantemos acontecimientos! Esta es la historia del Hispano Alemán Vizcaya.
Werner Bernhard Heiderich este alemán tenía claro algo: España presentaba muchas oportunidades para un tipo apasionado del automóvil y con recursos. Quizás otros grandes países como Alemania, Inglaterra o Italia ya estaban saturados en los años 60, pero España todavía representaba una buena oportunidad de negocio en el sector del automóvil. Heiderich llegó con la idea de ser el importador para los militares americanos en España, así como de diplomáticos y extranjeros residentes en nuestro país.
Residió en Zaragoza y en Madrid, donde abrió un concesionario llamado ‘International Motors’. Con el paso del tiempo, Heiderich no solo haría dinero con las ventas a sus ‘amigos’ extranjeros, sino que conseguiría la representación en España de marcas tan potentes como BMW, Porsche, Lamborghini, etc. Heiderich tenía razón: España era una mercado todavía sin explotar y él estaba consiguiendo un buen rendimiento de su capital. ¡Había que dar una nueva vuelta de tuerca!
A finales de los años 60 a Heiderich le van muy bien las cosas y decide comenzar a fabricar sus propios coches. Para esto, este alemán usó sus dotes lógicas y estadistas de todo buen teutón y buscó oportunidades de negocio en el sector. Las encontró en los vehículos de tipo Buggy, un segmento prácticamente desconocido en España. Decidió crear un ejemplar con la colaboración de Javier García Peralta, un renombrado ingeniero industrial especializado en el sector del automóvil y que más tarde se convertiría en socio de la empresa.
El primer Buggy de Hispano Alemán era un pequeño coche recreativo basado en el Volkswagen Escarabajo y a los que añadía una nueva carrocería de fibra de vidrio. Lo mejor de este tipo de creaciones es que podían ser completamente configurados al gusto del cliente, eligiendo incluso el tipo de motor: se rumorea que el Rey Juan Carlos tuvo un ejemplar con motor Porsche.
Los Buggy de Hispano Alemán parecían la opción sensata, pero no te confundas: su objetivo era crear sus propios superdeportivos. El primero fue el Hispano Alemán Scirocco, una afilada carrocería de Kohlmus sobre un NSU TT 1200. Su estilo gustó, pero sin dar demasiadas razones, el coche no se llegó a comercializar. Estamos en 1970 y las ideas en la casa Heiderich fluyen como el viento en una tarde de invierno.
Meses después del Salón de Barcelona de 1970, cuando presentó el Scirocco, Heiderich acudió al Salón de Ginebra de 1971 con algo interesante bajo el brazo. En 1969 Porsche y Volkswagen habían lanzado el Porsche 914, un modelo muy interesante con su motor bóxer en posición central trasera. La configuración técnica cautivó a Heiderich: un deportivo eficaz, divertido ya la vez, sencillo y fiable. Tanto fue así que en 1970 encargó y recogió uno de estos coches con un objetivo claro en la cabeza: mejorarlo. Creando el Hispano Alemán Vizcaya 914/6.
Estéticamente, el Porsche, bajo su punto de vista, no estaba a la altura y decidió viajar hasta Italia para conseguir una carrocería más bella y adecuada para un producto así. Visitó a varios carroceros sin éxito, como Giugiaro, hasta que finalmente tocó a la puerta de Pietro Frua, creador en aquellos tiempos del BMW 2002 GT4 Frua, que sí aceptó el encargo.
Heiderich ordenó a Frua la creación de una carrocería más afilada y proporcionada que la del Porsche. Quería algo intimidante y portentoso. Heiderich era fan de las afiladas líneas del Mercedes C-111 y Frua creo que interpretó a la perfección los deseos de su cliente. El único que no pudo llevar a cabo fueron las puertas de ala de gaviota. En pocos meses el coche ya estaba listo y Heiderich, ahora sí, estaba convencido que había creado algo grande, muy grande.
Acudió con el coche al Salón de Ginebra de 1971, presentándolo a bombo y platillo, por todo lo alto. La gente quedó fascinada con el modelo, tanto que incluso la propia Porsche acudió al stand con ganas de conocer el proyecto. El éxito de crítica, tanto de los visitantes, como de potenciales clientes y de la prensa fue tal, que Heiderich incluso se vio algo abrumado.
Y es que además de su esbelta y preciosa carrocería italiana, a nivel mecánico Hispano Alemán le había dado su toque. El mecánico Antonio Santez había sido el encargado de modificar el pequeño motor del 914 para aumentarlo de cilindrada hasta los 2,4 litros, usando pistones y bielas derivadas del modelo de carreras 906. La potencia aumentó hasta los 225 CV, una cifra acorde con la imagen de superdeportivo del diseño final.
Creo que nadie se esperaba un éxito tan importante pero este llegó y fue entonces cuando Pietro Frua se intentó aprovechar de la falta de experiencia de Heiderich, apropiándose de los derechos sobre el coche, al reclamar la propiedad intelectual del vehículo, pese a que el alemán ya le había pagado el encargo. Frua se dio cuenta del buen trabajo que había realizado y que este encargo, a priori menor, podía ser más grande de lo pensado inicialmente.
Heiderich no permitió que Frua se quedase con su idea, con su trabajo y con el nombre de su modelo: Hispano Alemán Vizcaya. Así pues, acudió a un tribunal de Ginebra para proteger los derechos sobre el coche. Desconozco si el objeto de Frua era justamente ese, alargar el proceso judicial al máximo para que Heiderich no pudiese comercializar su obra de arte, pero el caso es que fue así y el Hispano Alemán Vizcaya 914/6, finalmente, jamás llegó a comercializarse.
Los pleitos legales llegaron hasta el año 1976, cuando el tribunal, obviamente, dio todos los derechos sobre el coche a Heiderich. No obstante, el diseño ya había envejecido y el interés ya no era el mismo: el Hispano Alemán Vizcaya 914/6 se quedó como el mejor intento de superdeportivo español en los años 70.
Hoy, gracias a Pietro Frua, Hispano Alemán es una marca completamente desconocida incluso en el territorio nacional.
Si el Hispano Alemán Vizcaya hubiese seguido su curso y su comercialización, quizás hoy estaríamos hablando de una marca de deportivos ‘made in Spain’ potente y tremendamente interesante. ¡Una verdadera pena!