¿A quién de nosotros no nos ha apetecido alguna vez en la vida conducir uno de esos coches deportivos de línea llamativa, que cuando pasan delante del respetable, incita pensamientos impuros y profundos tan opuestos como: ¡vaya macarra! o ¡qué cochazo!, mientras que lo que realmente estamos sintiendo emocionalmente es una envidia terrible?
Pues bien, si quieres ser el protagonista de tales pensamientos, tu coche es el Toyota Celica 1.8 VVTL-i TS.
Línea estética agresivaTras renovarse totalmente, el Celica presenta una estética mucho más agresiva y arriesgada que su antecesor. De un vistazo rápido podemos percibir que la carrocería de este deportivo no comparte ningún elemento con el vehículo al que sustituye.
Comenzando por la parte delantera del vehículo, encontramos un frontal en forma de cuña, de líneas afiladas y con ópticas de diseño rasgado, recuerdan a los ojos de un personaje oriental. Asimismo, el capó delantero incorpora una generosa toma de aire en su parte alta, próxima al parabrisas, que sirve para alimentar de aire y refrigerar al mismo tiempo el vano motor.
También posee ahora una zaga más radical, contando en su haber con pilotos de líneas rectas y cortantes y un portón más inclinado que el anterior modelo.
Interiores espaciosos y bien terminadosComo es lógico, en un vehículo con carrocería tipo coupé de estas características, el puesto de conducción se encuentra literalmente tirado sobre el piso del habitáculo. El conductor y acompañante delantero, cuentan con plazas bastante amplias y espaciosas, viajando con las piernas prácticamente estiradas. Los dos ocupantes traseros (recordemos que estamos ante un vehículo de 2+2 plazas) disponen de un espacio bastante aceptable para las piernas.
Quizá el problema se nos plantea cuando situamos a un ocupante de estatura media-alta en una de las plazas traseras, ya que puede que llegue a tocar con la cabeza en el techo, debido a la forma acuñada de la parte trasera, lo que también tiene otro inconveniente añadido, ya que nos reduce el campo de visión que percibimos a través del cristal trasero.
Los acabados del habitáculo muestra una gran calidad, aunque, siendo un poco críticos, con un empleo algo excesivo de materiales plásticos.
Motor rabiosoLa característica principal de este propulsor es el amplio margen de utilización del que disponemos. Presenta un funcionamiento a bajo régimen bastante agradable, aunque algo perezoso y se comporta de forma más ágil y elástica entre las 3.000 y las 5.000 revoluciones por minuto.
Pero lo más alucinante es que cuando cualquier motor potente de otra marca comienza a agotarse girando próximo a las 6.000 revoluciones por minuto más o menos, este animal inmundo, pega un tirón bestial, empujando la aguja del cuentavueltas hasta llegar a las 8.000 revoluciones por minuto de forma endiablada y haciéndonos estar muy pendientes de introducir rápidamente una marcha superior para no llevar al motor al corte de inyección.
Cambio de marchas rápido y precisoEste Toyota Celica, monta una caja de marchas de seis relaciones. Aunque la primera impresión es que el cambio tiene un accionamiento algo duro, en cuanto que nos acostumbramos a su tacto conseguimos engranar las marchas con una precisión y rapidez dignas de caja de cambios pertenecientes a deportivos de alto nivel.
Frenada potenteEl equipo de frenos que incorpora este Toyota es de cuatro discos, los dos alojados en el eje delantero son ventilados y los dos montados sobre el eje trasero, macizos. Con este conjunto se consigue una frenada potente. Practicando una conducción normal o relajada e incluso llevando a cabo una conducción ágil o deportiva, resiste de manera notable el esfuerzo al que se ve sometido.
Comportamiento excelenteLas firmes suspensiones que monta este coche hacen que muestre un comportamiento bastante noble y predecible.
Circulando a ritmos altos sobre zonas reviradas e intentando sacarle de sus casillas, sigue mostrando unas muy buenas maneras, sin que nos ponga en aprietos en ningún momento y tan solo notando unas pequeñas y ligeras insinuaciones de tipo zigzag de la parte trasera, que intenta descolgarse en las apuradas de frenada bruscas, aunque en ningún momento se compromete en absoluto la estabilidad del vehículo.
En resumidas cuentas, el Célica sobresale tanto en el aspecto estético como en el mecánico, a lo que también hay que añadir su noble comportamiento y su eficaz capacidad de frenada, con lo que podemos decir que hemos tenido el placer de conducir uno de los coches más completos del momento.
Fuente:
Supermotor
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