El nitrógeno tiene dos ventajas, la primera, que al ser las moléculas más grandes que las de aire normal, se pierde menos presión, y la otra es que al ser un gas inerte, no le afectan los cambios de temperatura, por tanto mantiene la presión independientemente de la temperatura exterior, de la del asfalto, y de la de los neumáticos.
No hay ningún problema en ajustar las presiones con aire normal y corriente.